“Todo es perfecto”

Óleo sobre lienzo, 145 x 115 cm.

Desde una apacible quietud percibo mi realidad, en presencia consciente, me siento muy cómoda y feliz de estar aquí. Es que todo está donde tiene que estar y todo es lo que tiene que ser. Percibo la naturaleza, me uno a ella en quietud y esta se llena de mi conciencia. Es cuando a través de mí, la naturaleza toma conciencia de sí misma; todo está interconectado.
En esta obra me pinto recostada a un hermoso árbol, con enormes hojas multicolores y un fuerte tronco color azul. Él es hogar de animales que retan las leyes de la gravedad y la proporción, ya que en mi imaginación todo es posible. Este árbol lo creo como un cuerpo que está conectado a la fuente y esta fluye a través de él. Junto a mí se haya un enorme gallo rojo que me invita a estar atenta a la llegada de cada día, a dar la bienvenida a un nuevo comienzo y vivir en el tiempo presente. Así como él canta con vitalidad y valentía para anunciar la salida del sol, así es su invitación para emprender cada día de mi vida con esta actitud. También me empodera a comunicar con seguridad y confianza todo aquello que deseo dar a conocer, ya sea a través de las palabras o de mi arte. Es que este gallo me anima a buscar la iluminación, a elevar mi conciencia, por eso permanece a mi lado, me manifiesta su fidelidad hacia mí y yo a su vez le agradezco y le reconozco plasmándolo en otras de mis obras. Su color rojo simboliza su importancia y la gran influencia que su mensaje ejerce sobre mí.
Además de estar disfrutando de la belleza de las flores multicolores, mantengo una conexión con mi fuente, esa energía que todo lo sostiene y que pinto como una esfera con diferentes colores en movimiento. Mi conciencia es materializada como una nube con cuerpo que va subido sobre una hoja.